Passa al contingut principal

Entrades

S'estan mostrant les entrades d'aquesta data: abril, 2014
                                                                  ¡SALERO! ¡Que salá que eres! – Le decía todo el mundo a mi hermana , cuando apenas levantaba un palmo del suelo. Yo no tenía sus gracias. Quizás, porque a lo mejor necesitaba tomar más sal. Entonces, comencé a salar las comidas. Incluso la tomaba hasta en el yogurt. -¡No se tiene que abusar de la sal! Al final te voy a tener que llevar al médico, con esa manía que te ha cogido, de salarlo todo. –Me gritó mamá-. La sal se acabó convirtiendo en una autèntica obsesión para mi. Por otro lado, las relaciones con mi madre empeoraban. -¡Pues a Marisol le sienta divinamente! –Grité-. -¡Que caràcter que tiene el niño! –Le comentaba mi madre a una vecina-. Lo diferentes que son los dos hermanos. Uno el sol, la otra, la luna. ¡Ya lo tengo! Era evidente que la sal, no estaba hecha para mí. Lo mío era, el azucar. ©txeoividal